Espanol
Anna nos cuenta: “El molino me atraía ya desde pequeña. El edifico estaba cerrado y abandonado pero el río, la valle eran mágicos…Cuando fuí a visitarlo, me enamoré deinitivamente: la cueva, las muelas de piedras, las herramientas antígüas…decidí que habría vivido allí y allí habría cultivado mis flores para mis decoraciones.” El molino ha sido restaurado con cuidado y atención y ahora ha llegado a ser un agriturismo muy especial, en el que Anna enriquece las comidas tradicionales con el utilizo de flores y hierbas silvestres espontáneas además de los productos biológicos locales. Además, ella está realizando un proyecto de recuperación de biodiversidad natural en una amplia área de foresta. Hacer rivivir un sitio, con su historia, sus fructos, sus flores y sus hierbas, nos ofrece un dono mayor: poder disfrutar de todo esto con la joya de los sentidos y del alma.
En el siglo XII los frailes Becchianiani, descalzos y vestidos sólo de pieles, cruzaron el Río Metauro para irse al molino para moler su trigo. Todavía el nombre del molino no era Mulino della Ricavata, pero es posible que alguien ya hubiese encontrado unos rasgos de oro en el rìo mismo. A la mitad del siglo XV cuando el Duque Federico de Montefeltro empezó la edificación del Barco, el nombre del molino era “mulino di Orcavati” y en esa manera también en los siglos siguientes durante los cuales los Duques de Urbino utilizaban el Barco como lugar de descanso durante la caza. Sin duda su nombre era “Mulino di Arcavata” en 1861, cuando Terenzio Grossi y su banda de bandidos lo asaltaron. Hoy en día se llama “Mulino della Ricavata”, ya no se hace molienda, ha llegado a ser una granja de turismo rural (“agriturismo”), un lugar donde descansar y confortarse.
Los huespedes pueden alojarse en tres habitaciones preciosas, cada habitación tiene su proprio cuarto de baño.